lunes, diciembre 11, 2006

OBITUARIO CON HURRAS

Obituario con hurras

Vamos a festejarlo
vengan todos
los inocenteslos damnificados
los que gritan de nochel
os que sufren de díalos que sufren el cuerpo
los que alojan fantasmas
los que pisan descalzos
los que blasfeman y arden
los pobres congelados
los que quieren a alguien
los que nunca se olvidan
vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
la muerte
no borra nada
quedan
siempre las cicatrices
hurra murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda.

Mario Benedetti

miércoles, diciembre 06, 2006

MI CRUZADA ANTE LA LEY ANTITABACO

Nunca he tenido un amigo llamado Miguel. Tampoco un conocido. Pero hay algunos “migueles” que han rondando como personajes lejanos en mi vida… Una tortuga ninja a la cual jugué ser un tiempo… Un pintor, Miguel Ángel, a quien estudié en Historia del Arte… Unos “Miguelitos” –que yo no puse- pero reportié como parte de notas informativas para la universidad… Uno de Unamuno, que revolucionó un poco mi cabeza, etc. Lo más cercano al nombre quizás, fue en las clases de religión en el colegio o en mi época religiosa, cuando escuchaba hablar del Arcángel Miguel…. Más allá de eso, nada. Ninguno cambió mi vida, ninguno se instaló para quedarse.Pero hoy por hoy, se va haciendo cada vez más asidua en mi vida la mirada inquisitiva de un personaje llamado “Miguel”. De ángel, no tiene mucho; de cotidiano, bastante. Quizás lo más parecido que pueda tener a un héroe bíblico, es su vocación misionera… Lo más cercano a una tortuga ninja, su instinto heroico y, lo más parecido a un artista, su fotografía…
Y así, suma y sigue. Pero ninguno de ellos, era “mi Miguel”, alguien constante y perseverante. Hasta que llegó él: Don Miguel –y con mayúscula el “Don” y el “Miguel”-. donde he llegado a comprender que a veces la “vocación” cumple un rol de “persuasión”. Que una presencia, para que genere cambios, no siempre necesita ir acompañada de palabras; sobretodo cuando se carece del mecanismo que las genera.
Entonces, ¿quién es Don Miguel? Es un hombre jubilado de la administración pública, ex comerciante y alguna vez modelo publicitario. Hoy sigue su carrera como modelo… publicitario… pero bastante diferente a lo que pensamos cuando pensamos en ese rubro.


Sufrió de cáncer a la laringe después de 20 años como fumador y hoy por hoy podemos ver su fotografía en cada cajetilla que adquirimos para intoxicar nuestros pulmones y los del resto, pasivamente.
Da charlas gratuitas en colegios y no tuvo ninguno “pero” al momento de posar para un fotógrafo y mostrar el hoyo que hay en su garganta producto de la enfermedad. Tampoco se opone a dar entrevistas robotizadas con un aparato que le permite sacar la voz.
Él es Don Miguel, el rostro visible más allá de la ministra Soledad Barría, de la ley antitabaco que revolucionó el segundo semestre del 2006.

Cuando todo se gestó
Se comenzó a entrometer la idea de este personaje, como secreto a voces, un poco antes del 14 de agosto, cuando se inició la primera etapa de la “ley antitabaco”. La presidenta Michelle Bachelet aprobó la nueva ley chilena que controlaría la venta y consumo de tabaco en todas sus formas y comenzaron los cambios….
El debate se hizo más polémico cuando llegó el ansiado mes de la patria. Fondas y ramadas de menos de 100 metros cuadrados tuvieron que optar por ser “humo amigables” o “humo rechazante”. Ello, porque como estipula la ley, aquellos locales que tengan más de 100mts. deben habilitar un sector de fumadores y otro de no, mientras lo que tuvieran menos del espacio señalado, optan por la totalidad del local, situación que a su vez obliga a hacerlos para mayores de de 18 años o simplemente para todo público.
Ahí comenzó mi propio debate y por consecuencia, mi deseo de entender un poco más esta situación. Y así, como la vocación me llevó a estudiar periodismo, la curiosidad me abdujo en el mundo de las preguntas, y comenzó entonces mi cruzada por comprender la ley antitabaco.

Porqué y Para qué
Indagando información en el Ministerio de Salud, descubrí que no es menor la cantidad de fumadores que habemos en este país. Ello, porque uno de los objetivos de esta medida es disminuir la prevalencia de fumadores en población general de 40% a 30% (ojalá 25%). O sea, ahí me quedé pensando que casi la mitad de los chilenos andamos echando humo por la vida y somos potenciales Don Migueles.
Ya me quedé más “pa dentro” cuando otro de los objetivos está destinado a bajar la predominancia de fumadores escolares de octavo básico de un 27% a 20%. Ahí la reflexión fue que yo comencé a fumar a esa edad y que mi hermana menor va en ese curso y me parece un poco ridículo que fume (el instinto aprensivo y protector que me hace ser hermana mayor).
Por último, otro fin es el de disminuir la prevalencia en mujeres en edad fértil de 45% a 40%. Ahí recordé la publicidad en cajetillas en países como España que ponen fotografías, incluso más fuertes que las de Don Miguel, como un feto de una mamá que fuma o ha estado expuesta al humo del cigarro. Es bien fuerte verlo, así como pulmones y cerebros expuestos a lo mismo.
Pero siendo honesta, no es que se me quiten las ganas de fumar. O sea sí, pero no tomo la decisión porque no quiero. Lo que sí, es que todo esto se ha convertido en tema y es eso lo que me sorprende de lo efectiva que puede ser la campaña.

Resignada
La cosa tiene su razón de ser. Yo apruebo la moción ministerial: nos obliga a fumar menos querámoslo o no. Pero no por ello deja de ser complejo dejar el vicio en cuestión. Y aunque uno critique, esté de acuerdo o no con la ley, todos hablamos de Don Miguel o las mil y un medidas que se han tomado. Porque como bien afirma Philip Kotler en su libro “Introducción al Marketing”, a veces no importa que hablen bien o mal de un tema, sino que se hable de él para que sea efectiva su publicidad.
O acaso, fumadores lectores, ¿no han tenido alguna conversa en torno al tema estos últimos meses? Admitámoslo, cada vez seremos menos, y quizás así es mejor. Yo hablo por mí, por algo el primera persona. Pero claramente si alguien terminó de leer esta nota y ya está esbozando una sonrisa cómplice o repudia con su alma estas letras, desapercibido no ha pasado ante esta nueva ley.