domingo, marzo 12, 2006

MARZO Y SUS ESTACIONES

Se cambió la hora, o sea, llegó marzo.
Es bien drástico el cambio encuentro. El verano pasa muy rápido comparado con el otoño y el invierno.
Se oscurce vilmente temprano, obligándome a comenzar las cruzadas nocturnas antes. Las noches son un poco más frías pero no lo suficiente para usar calcetines. Comienzan las clases y miles de proyectos que desafían las estaciones internas:
El frío de la incertidumbre...
El nacer de las ideas...
La cocecha de lo merecido...
La caída de lo pasado....
Y como dice Jorge Drexler, todo se transforma. Es como una inversión diaria que apuesta al futuro, a ganancias de mediano y largo plazo. Una apuesta que no es tangible, sino acuerdos implícitos a una calidad de vida. La fe necesaria de creer que se está haciendo lo correcto, pase lo que pase. Llueva, truene, se seque o tiemble.
Pero siempre con la conciencia de ser honestos con nosotros mismos pese a los cambios climáticos que puedan ir avasallando nuestras inversiones. La maquina jamás debe ser tan poderosa si construyo la propia, una acorde a lo que fielmente creo. A lo que mueve mi motivación.
Ni horarios, ni meses ni ninguna estación será capaz de remover los cimientos de una edificación -por más utópica que parezca- si es que lleva el sello de mi pasión.
Así que, por más que cambien las horas, quien cumple la función de llenarlas, soy yo.
Ah!! créanlo o no, tras de miles de cachureos, papeles, fotos, cds, lápices, escritos, libros, carpetas, etc... existía una pieza. Hoy, habitable, limpia, cómoda y nueva.
Marzo me impone cambios y cada mes, tiene sus propias estaciones. En mi vida, estoy sembrando mis aspiraciones.